jueves, 4 de agosto de 2011

La llegada del cine sonoro

La incorporación del sonido tuvo una gran influencia sobre el público. En 1931 se filma Muñequitas porteñas dirigido por José A. Ferreyra sería el primer filme sonoro y hablado por el sistema Vitaphone de sincronización sonora. Pero en 1998 el reconocido periodista investigador Roberto Di Chiara descubrio el primer film político denominado "Por una Argentina grande, justa y civilizada" (1931) de Federico Valle, en donde hablan Lisandro de la Torre, Mario Bravo, Julio Noble, y otros, película desconocida por el pueblo argentino. Hacia 1933 se da la llegada del sistema Movietone, el primero que permite guardar la banda sonora en el mismo soporte que la imagen. Nacen ese mismo año los dos primeros estudios cinematográficos del país: Argentina Sono Film fundado por Ángel Mentasti y Lumiton creada por Enrique Telémaco Susini, César José Guerrico y Luis Romero Carranza. Luego llegaría el sistema de sonido óptico inventado por Lee De Forest, el Phonofilm. Con este equipamiento se grabaron numerosos números musicales de Carlos Gardel, a la manera del actual video clip.
La industria del cine en la Argentina se inició en la práctica con la llegada del sonido óptico. Con la incorporación del sonido, serán la radio, la industria discográfica y el teatro de revistas los que aportarán actores (voces) ya conocidas por la gente. La banda de sonidos llegaría a ser tan importante que incluso se le exigía a los actores que entonaran canciones, a pesar de no estar preparados para ello. Así se puede llegar a considerar que el sonido es tan importante en el cine argentino, dado que sin el posiblemente no hubiera existido una industria. El cine mudo no había logrado en el país acceder a un gran público.
Los dos primeros films sonoros (sin discos), estrenados con una semana de diferencia fueron Tango (1933) dirigido por Luis José Moglia Barth y producido por Argentina Sono Film, y Los tres berretines, protagonizada por Luis Sandrini y producida por Lumiton. Lo siguen otros filmes exitosos de la época, de Mario Soffici El alma del bandoneón (1935) y Prisioneros de la tierra (1939); de Manuel Romero La muchachada de a bordo (1936) y de Leopoldo Torres Ríos La vuelta al nido (1938), que marcaron el momento de madurez del cine argentino en la década del 30'. En esta época se consagraron estrellas como: Libertad Lamarque, Tita Merello, Pepe Arias, Luis Sandrini y Niní Marshall.
El sistema Movietone significó la ganancia de miles de pesos para las flamantes productoras, que pudieron seguir expandiéndose. Se había creado un público, gracias al sonido, en esta época, el sonido será pues, sinónimo de mercado, convierte al cine en un producto de consumo popular. Lo que se está vendiendo en esta primera época es producto ya conocido, pero que puede ser gozado en la oscuridad de la sala de cine, allí se daría una relación de proximidad con cantantes, bailarines u orquestas populares, por tan solo unos centavos de entrada.
A medida que se avanzó en la producción de filmes sonoros, la integración de imagen y sonido se fue haciendo más orgánica. Las películas ya no eran números musicales, o escenas mudas musicalizadas, sino que se lograba lo que denomina Síncresis, la unión indisoluble de los aspectos visuales y sonoros del filme, dando lugar a un cine mucho más rico y ya con identidad propia, dejando de lado los vicios del cine primitivo.


El cine clásico

A partir de 1940 el cine argentino entró en un largo periodo de crisis cinematográfica determinada por la competencia comercial del cine estadounidense y el predomino del cine mexicano que estaba en su "Época de Oro" y dominaba el mercado en los países de habla hispana. Algunas de las grandes películas de la década fueron Historia de una noche (1941) y La dama duende (1945), ambas de Luis Saslavsky; La Guerra Gaucha (1942) y Malambo (1945) de Lucas Demare y Hugo Fregonese; Pelota de trapo (1948) y Crimen de Oribe (1950) de Leopoldo Torres Ríos, y Las aguas bajan turbias (1952) de Hugo del Carril.
En esa década saltan a la fama las hermanas gemelas actrices Mirtha Legrand y Silvia Legrand.

El primer nuevo cine argentino

 Desde 1957 una nueva generación de directores consiguió aunar la habilidad técnica con el refinamiento estético, por lo que se consiguió participar en festivales internacionales. Leopoldo Torre Nilsson, Fernando Ayala, David José Kohon, Simón Feldman y Fernando Solanas, fueron los protagonistas de esta renovación del cine argentino en la década de 1960.
Un caso excéntrico es el de Hugo Santiago, creador de un film de culto, Invasión y Los otros emigrado definitivamente a Francia. Posteriormente otros directores consiguieron su estilo cinematográfico, como José Martínez Suárez, Manuel Antín, y Leonardo Favio. En el cine infantil de dibujos animados se destaca Manuel García Ferré (Petete y Trapito, 1975; Ico, el Caballito Valiente, 1981).

El cine de la post dictadura


En la década del 80, realizadores como María Luisa Bemberg con Camila (1984), Pino Solanas (El exilio de Gardel (Tangos), Sur), Luis Puenzo (La Historia Oficial) y Adolfo Aristarain (Tiempo de revancha, Un lugar en el mundo), atrajeron la mirada de nuevos públicos. Muchas peliculas luego de la dictadura fueron iconos del cine argentino como por ejemplo: "Esperando la Carroza" de Alejandro Doria, "El secreto de sus ojos" de Juan Jose Campanella etc.

El segundo nuevo cine argentino


En la década del noventa surge una nueva corriente denominada comúnmente como nuevo cine argentino, marcada por el carácter independiente de las realizaciones, y un cambio en la mirada. El precursor en este movimiento es Martín Rejtman quien hace en 1991 su ópera prima Rapado. Otro filme que marca un punto de inflexión en la realización es Picado fino (1994) de Esteban Sapir. Sin embargo no será hasta 1998 que estos nuevos realizadores logran tener una mayor difusión. La primera película que tiene una repercusión pública, dentro de esta nueva generación, es Pizza, birra, faso, de Bruno Stagnaro e Israel Adrián Caetano. A esa le siguieron Mundo Grúa (1999) de Pablo Trapero y otras que continuaron esa línea de películas de tónica y personajes reales, bajo presupuesto y actores no conocidos.
Desde los comienzos y hasta nuestros días se han estrenado casi 2.500 películas argentinas, siendo los años 2004 y 2005 con 66 y 63 respectivamente, los que registran la mayor cantidad de estrenos.
En 2009 se estrenó la película El secreto de sus ojos (ganadora del Oscar a Mejor Película en Lengua extranjera del 2010), de Juan José Campanella, basada en la novela La pregunta de sus ojos de Eduardo Sacheri. El film cuenta con las actuaciones de Ricardo Darín, Soledad Villamil, Guillermo Francella, entre otros artistas de renombre. Con más de 2.000.000 de espectadores, se convirtió en la segunda película argentina más taquillera de toda la historia del cine nacional; superada solo por Nazareno Cruz y el lobo de Leonardo Favio, estrenada en 1975.

Cine Independiente Argentino:
Alberto Fischerman estrena su ópera prima, The Players versus Ángeles caídos. El film, un trabajo experimental con elementos reconocibles de la cultura pop, se presenta como ejemplo de cine-participación (desde la configuración de film-abierto, según los postulados del semiólogo Umberto Eco sobre la Obra abierta). En abril de 2002, Hernán Andrade y Víctor Cruz presentaron en dos funciones a sala llena (dentro del Buenos Aires IV Festival Internacional de Cine Independiente) su documental La noche de las cámaras despiertas. Basado en el texto homónimo de Beatriz Sarlo sobre los hechos de censura sucedidos precisamente a comienzos de los '70 en la obra del llamado entonces Grupo de los 5 (que integraban junto a Fischerman, Ricardo Becher, Raúl de la Torre, Nestor Paternostro y Juan José Stagnaro). En el medio se tensa una línea histórica, difusa e intensa a la vez, de lo que dio en llamarse Cine Independiente Argentino.

Nuevo Cine Argentino de Género:
 En la actualidad los géneros cinematográficos están siendo revalorados en el cine argentino no sólo por los directores locales que los abordan, sino por el público, la crítica y los programadores. Surgen festivales destinados al cine de genero independiente, como el Buenos Aires Rojo Sangre, también conocido como el BARS. No solo se realizan peliculas de terror y suspenso sino también policiales. Entre los realizadores con mas trayectoria del nuevo cine argentino de género se encuentran: Pablo Trapero, Adrián García Bogliano, Diego Parés, Ernesto Edwards y Hernán Saez.

Actualidad:
 Argentina ha sido nominada seis veces al Oscar a la mejor película extranjera; no obstante sólo ha sido merecedora del premio en dos ocasiones (primero en 1986 con La historia oficial, de Luis Puenzo, y en 2010 con El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella).


Publicado: Denia Lima Medina

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