martes, 9 de agosto de 2011

Historia real de la música argentina


Al hablar de la historia musical argentina, necesariamente debemos hacer un recorrido sobre aquello que ciertamente se conoce por legado de sus autores y obras musicales aparentemente primarias, es decir aquello que se conoce erróneamente como las primeras piezas o partituras escritas. De esta forma, nos viene a la memoria autores como Alberdi, Esnaola y López y Planes; entre otros destacados artistas, músicos y poetas de una época colonial que viera nacer entre mazurcas, minuetos y valses a nuestro Himno Nacional.
Juan Pedro Esnaola, junto con Juan Bautista Alberdi, surgió como figura representativa del grupo de los precursores, cuya formación integral les permitió desarrollar tareas en diferentes ámbitos del quehacer político, social y artístico, y fomentaron el nacimiento de una nueva cultura.
Pero mientras que Alberdi sobresalió por su labor en el campo de la filosofía política, Esnaola se destacó por su actividad en el terreno de la música. Los géneros en boga fueron los de la música de salón y la canción. La primera estaba concebida para la danza, según el estricto dictamen de moda, de pareja suelta; en el minué, cuadrillas y gavotas hasta 1840; de pareja tomada independiente como la polca, vals y mazurca, durante la segunda mitad del siglo XIX. Entre ellas, las creaciones de Esnaola fueron las más exitosas de la época. La canción, por su parte, oscilaba entre los aires locales, las melodías españolas y las de estilos italianos, haciendo incursión en el rubro canzonetta, con piezas como La primavera en 1841. Después de la Batalla de Caseros, la vigencia de Esnaola se mantuvo firme hasta merecer la responsabilidad de normalizar la versión oficial del Himno Nacional de Blas Parera. Con la muerte de Esnaola se cerró un capítulo de la historia de la música del país y según la Gaceta Musical, la del primero de nuestros compositores, el más renombrado de los músicos argentinos.
Hasta aquí lo conocido, que resulta rico, abundante y plagado de libros donde exponen destacados autores, estudiosos, musicólogos y etnomusicólogos consagrados, pero la realidad es diferente, otra es la historia y esta fue descubierta recién en 1950 por la Maestra de Maestras Isabel Aretz.
El primer y más antiguo minué montonero fechado en 1813 entre valses, minués, fue transcripto y grabado por primera vez en estado original tal cual sonaban en salones y tertulias del 1800.
Juan Pedro Esnaola nace en el año 1808 y vamos a hablar en esta oportunidad de primarios compositores nacionales que ya en 1813 (cuando Esnaola ostentaba tan solo 5 años de edad), dejaron su innegable firma en los viejos pentagramas musicales, que los Regimientos de Música 8 y 11 del General San Martín años después, llevaran consigo durante el cruce de los Andes durante la gesta libertadora de Chile y principalmente el Perú, donde se produce la verdadera diáspora musical argentina en toda Latinoamérica.
De los estudios y pericias realizadas por Isabel Aretz sobre estas piezas musicales, queda en claro que Esnaola no fue el primer autor nacional. El infortunio de haber permanecido extraviadas en el fondo de un clavicordio de caoba de la época colonial durante casi 90 años, no permitió un reconocimiento a los verdaderos y primarios formadores de nuestra cultura musical. Autores nacionales como Demetrio Machado, Anton Peluca y Manuela San Martín, casi 200 años después de haber legado musicalmente sus obras primarias, continúan en la oscuridad de nuestro pasado al igual que sus músicas descubiertas e incomprensiblemente, no existe el interés ni la voluntad de un Estado Argentino por darlas a conocer pero paradójicamente alguna vez las declaro Documentos del Acervo Nacional con prohibición de su exportación.
Esta es la historia real de nuestra cultura musical, el primer y más antiguo minué montonero fechado en 1813 entre valses, minués, el cielito y canciones populares hasta 1830, han sido transcriptas, editadas y grabadas por primera vez en su estado original para forte piano, tal cual sonaban en salones y tertulias del 1800, en abril del 2008; por un maestro elemental de música que sin recursos ni apoyos, hace 13 años trabaja continuando el intento difusor de Isabel Aretz, y solo ha logrado obtener el privilegio de ser el único entre millones en redescubrir y escuchar nuestro pasado. Se ha demostrado que la historia siempre resulta escrita por los vencedores, pero hoy esta rica y verídica historia de nuestro pasado ha sido relatada parcialmente y escrita por el vencido.
Zurko Federico

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