La música folclórica durante la dictadura militar de 1976
La dictadura militar que tomó el poder en 1976 afectó
fuertemente la producción de la música folclórica argentina, dañada por la censura, las listas
negras y las persecuciones a las que fueron sometidos los artistas,
muchos de los cuales debieron exiliarse, debido a lo cual muchos discos fueron grabados y difundidos
fuera de Argentina (Alemania, España, Francia, México, etc.), pero no llegaron
a ser escuchados por el público argentino. En esa época se hizo habitual que
los músicos recibieran reiteradamente la misma advertencia telefónica anónima: «o te
callás o sos tierra de cementerio». Las acciones
represivas y listas negras contra artistas e intelectuales a ser secuestrados o
censurados, fueron conocidas como Operativo Claridad.
Los integrantes del grupo Markama cuentan que
"los obligaban a cambiar las letras de sus canciones porque ciertas
palabras, como «pobre», «libertad» y «pueblo», estaban prohibidas; optábamos
por cantarlas igual, pero en lengua quechua".
En 1976 Los
Andariegos lanzaron su álbum Madre Luz Latinoamérica, su obra culminante y al mismo tiempo una
manifestación crítica, que los haría víctimas de amenazas y finalmente llevados
a disolverse y exiliarse en 1978. En aquella oportunidad el grupo había escrito lo
siguiente en la contratapa del álbum:
Pero Madre Luz Latinoamérica no quiere ser sólo
una obra descriptiva. Los simbolismos usados trasuntan un auténtico deseo de
liberación y toma de conciencia. Los Andariegos, comarcanos y de larga data,
nos confundimos en la musicalidad y en la esencia hispanoamericana porque nos
sentimos y nos sabemos hijos de la Patria Grande y nos
enorgullece poder cumplimentar en ritmos e instrumentos el sueño de nuestros
Libertadores: ¡América Morena, únete, que unida serás grande...!
Los Andariegos (1976)
En 1977 Mercedes Sosa, censurada, lanzó uno de
sus álbumes más logrados, Mercedes Sosa interpreta a Atahualpa Yupanqui, complemento del que dedicara a las canciones de la chilena Violeta Parra, seis años antes.111 Ese mismo año, Marián
Farías Gómez, también víctima del exilio y la censura, grabó
en París, con su hermano, el álbum Marian + Chango,
incluyendo la participación de Kelo Palacios y Oscar Alem; el disco
recién pudo editarse en Argentina en 1981.
Uno de los momentos más negativos de este período
es la muerte del cantante Jorge
Cafrune. En enero de 1978 Jorge Cafrune cantó Zamba de mi esperanzaen el Festival
de Cosquín, una tradicional canción que el público le pedía
pero que se encontraba prohibida debido a que se refería a la esperanza. Cafrune entonces
dijo «aunque no esté en el repertorio autorizado, si mi pueblo me la pide la
voy a cantar». Pocos días después, el 31 de
enero de 1978, murió atropellado por un automovilista que se dio a la fuga
cuando el artista se dirigía a caballo a Yapeyú.
Existen serias sospechas de que se trató de un asesinato ordenado por el
gobierno militar y ejecutado por el entonces teniente Carlos Villanueva, a quién dos
sobrevivientes del centro clandestino de detención La Perla han señalado como la persona que dijo que «había
que matarlo para evitar que otros cantantes hicieran lo mismo».
Entre los trabajos destacados de este período se
encuentra la obra del cantautor Víctor Heredia, quién sufrió la desaparición de una hermana, y compuso
canciones emblemáticas para ese momento, como Todavía cantamos, Sobreviviendo, Informe
de situación. También se destaca su álbum Víctor Heredia canta
Pablo Neruda (1977), dedicado íntegramente a musicalizar al gran poeta chileno, cuyas obras eran censuradas por las dictaduras
latinoamericanas de entonces. En este período y en el exilio, se desarrolla
gran parte de la obra innovadora del ensamble Anacrusa, fundado en 1972, cuya éxito creciente en Argentina fue
cortado abruptamente por la dictadura y el exilio. Algo similar sucedió con los
primeros álbumes del Quinteto Tiempo, prohibidos en Argentina y difundidos exclusivamente en el
exterior.
Por su parte, el Chango
Farías Gómez, desde el exilio, constituyó un grupo denominado
Cancionero de la Liberación con el fin de actuar contra el régimen militar. El
grupo logró el apoyo del presidente de Panamá Omar
Torrijos, quien les facilitó el avión presidencial con inmunidad
diplomática, que fuera utilizado para sacar del país a
opositores perseguidos.
En este período aparece Margarito Tereré, un personje infantil de
historieta bajo la forma de un yacaré de cultura litoraleña, creado por el músico Waldo Belloso y su esposa la
poetisa Zulema Alcayaga.
Margarito Tereré tuvo un programa de televisión, una película (1978) y varios
álbumes, donde cantaba con sus amigos canciones folclóricas dirigidas al
público infantil.117 Entre las
canciones más memorables se encuentran Qué se va el cartero y El gato
de la calesita. La pareja también fue autora del Himno a
Cosquín.
En 1978, se grabó en Francia la Cantata
Tupac Amaru, sobre un libro de poemas de Atahualpa
Yupanqui (El sacrificio de Tupac Amaru, 1971) y música de Enzo Gieco y Raul Maldonado,
interpretado por la Agrupación Música de Buenos Aires, dirigida por Enzo Gieco
con la participación del Coro Contemporáneo de Buenos Aires, dirigido por Jorge
Armesto.
También en 1978 se creó en México el grupo
argentino-mexicano Sanampay, dirigido por Naldo Labrin e integrado
originalmente por Eduardo Bejarano, Delfor Sombra, Caíto Díaz, Hebe Rosell y Jorge
González. Entre sus obras se destaca Coral terrestre (1982), con
textos de Armando Tejada Gómez y música del grupo Sanampay.
En 1979 el Chango Nieto, acompañado por el bandoneonista Dino Saluzzi grabaron el
álbum El Chango Nieto interpreta a Atahualpa
Yupanqui y Homero Manzi, «porque quería romper esa división invisible que existía»,
según el mismo explicó, aludiendo al tradicional divorcio entre tango y
folclore, en la música popular argentina.
En 1979 Mercedes Sosa editó en Argentina el álbum Serenata para la tierra de uno, tomando como
mensaje el tema del mismo título de María Elena Walsh: «Porque me duele si me quedo, pero me muero si me voy». Poco después
fue detenida en la ciudad de La
Plata mientras realizaba un
espectáculo, junto con todos los espectadores que habían tomado la decisión de
asistir. El hecho la decidió a exiliarse, primero en París y luego en Madrid
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