La Música en Argentina
Argentina es un país con diversas identidades y tradiciones
culturales que dejan su
impronta en todas las manifestaciones artísticas. La música
es una de las más
prolíficas y ha sido una de las plataformas fundamentales
para colocar al país en la
escena cultural mundial, con el tango como principal
abanderado. Si bien es el género
musical por antonomasia al describir a Argentina, la riqueza
de sus composiciones en
otros géneros no es menor.
Los géneros populares son aquellos que le han otorgado el
mayor prestigio: el tango, el
folclore y el rock han dejado una marca en la historia de la
música a través de sus
composiciones originales, fusiones y reinterpretaciones.
La música clásica cuenta con un desarrollo notorio; por el
Teatro Colón de Buenos
Aires han pasado intérpretes de renombre internacional. Y,
lentamente, otros géneros y
subgéneros musicales –como el jazz o los ritmos latinos- van
encontrando referentes
que enriquecen el panorama de la música local.
Tango
Esta amalgama de raíces africanas, europeas y criollas, es
la contribución argentina a
la cultura mundial por excelencia. De origen netamente
popular, gestado en suburbios,
prostíbulos y conventillos de Buenos Aires, el tango (que
significa “lugar de reunión de
los esclavos”) es inseparable de la melancolía de su música
y letras y la sensualidad y
pasión de su danza.
En sus inicios, que arbitrariamente podrían situarse a
mediados del siglo XIX, eran la
flauta, el violín y la guitarra los principales instrumentos
utilizados. A partir de 1900, con
la fuerte presencia inmigratoria, se sumó el bandoneón, el
cual tomó un protagonismo
que dura hasta hoy.
Folclore
Conocido como una totalidad, el llamado “folclore nacional”
es el género que más
subgéneros, matices, estilos y producciones condensa. Cada
región del país se
caracteriza por imprimir un toque distintivo a su creación,
multiplicando aún más la
variedad.
Desde la época colonial, el folclore se ha instalado como el
género musical que aunó la
composición más vinculada con los pueblos originarios y las
influencias colonizadoras.
La zamba, la chacarera, el chamamé, la baguala, el
carnavalito o la copla son
subgéneros que encuentran mayor difusión en distintas
provincias y que, a su vez, se
han nutrido de intercambios con países limítrofes. Los
instrumentos musicales que se
destacan son el bombo legüero, la caja, el sicu, el charango
y la guitarra.
Su máximo referente es Atahualpa Yupanqui. Autor,
compositor, guitarrista y cantor que
supo retratar la identidad y realidad de cada región,
interiorizándose en las viejas
culturas aborígenes. Con precisión y poesía, describió la
situación política de los
habitantes rurales, denunciando las históricas condiciones
de explotación y pobreza.
“El arriero” y “Luna tucumana” son, probablemente, sus
canciones más conocidas.
El listado de folcloristas es extremadamente rico y está
conformado por artistas de
renombre internacional. Algunos de ellos son: Horacio
Guarany, Jorge Cafrune,
Mercedes Sosa, Eduardo y Juan Falú, Alfredo Ábalos, Sixto
Palavecino, Liliana
Herrero, Los Fronterizos, el Dúo Salteño, Peteco Carabajal,
Los Chalchaleros, Chango
Spasiuk, Teresa Parodi, Raúl Carnota y Soledad Pastorutti,
por nombrar sólo a unos
pocos.
En la ciudad de Cosquín, en la provincia de Córdoba, desde
hace más de 50 años, se
lleva a cabo todos los veranos el festival de folclore más
importante de América Latina.
Rock
Argentina no fue inmune a la revolución cultural que
significó el rock and roll como
movimiento mundial. Desde inicios de los 60, los centros
urbanos –Buenos Aires,
Rosario, La Plata– fueron ávidos receptores del naciente
género musical. Algo que
caracterizó a este ingreso fue la rápida asimilación y
transformación a partir de trazas
locales.
Los Gatos –grupo rosarino liderado por Lito Nebbia– fueron
quienes “inauguraron” la
composición local de canciones de rock. Su primer hit fue
“La Balsa”, escrito por
Tanguito. Otras agrupaciones se sumaron al escenario
abierto: Almendra –con Luis
Alberto Spinetta a la cabeza– y Manal –con Javier Martínez–
iniciaron un hacer musical
propio, basado en la música beat que se extendía
mundialmente.
Ya a finales de la década del 60, otros solistas y sus
agrupaciones fueron engrosando
la lista y, a su vez, ampliando la gama de estilos y
subgéneros: Pappo’s Blues, La
Pesada del Rock and Roll, Arco Iris (fundado por Gustavo
Santaolalla) y Vox Dei
incorporaron elementos más duros en la textura sonora de la
época.
Los 70 se iniciaron con el nacimiento de dos bandas
antológicas, lideradas por quienes
llegaron a ser los máximos referentes del rock argentino:
Pescado Rabioso, de Luis A.
Spinetta, y Sui Generis, dúo encabezado por Charly García
junto a Nito Mestre.
Pescado Rabioso, exponente de un rock más áspero, y Sui
Generis, que amplió los
horizontes con el rock acústico, fueron ejemplos de
composiciones musicales
renovadoras, acompañadas por letras poéticas.
Este período marca la entrada del rock nacional a cierta
masividad, con la organización
de conciertos en los cuales participaban varias bandas. El
hecho paradigmático fue el
recital despedida de Sui Generis en 1975, que convocó a una
multitud de jóvenes.
La fuerte movilización política y la instauración de una
cruenta dictadura militar a
mediados de los ’70 significaron el momento de mayor
resistencia y contracultura de la
música joven. Así, grupos como La Máquina de hacer Pájaros y
Serú Girán –ambos
liderados por Charly García–, Invisible –de Luis Spinetta– y
solistas como León Gieco,
se convirtieron en referentes, no sólo por el compromiso
social de sus letras, sino
también por la renovación musical que introdujeron.
A principios de los ’80, el rock nacional sufrió un impulso
proveniente de un hecho poco
feliz: con la Guerra de Malvinas –en 1982–, el gobierno
militar prohibió la música en
inglés. Esto llevó a que las radios debieran difundir música
en español, beneficiando a
los artistas locales, como Lito Nebbia, Moris, Piero, León
Giego y Miguel Cantilo.
Con la apertura democrática, en 1983, las manifestaciones
artísticas volvieron a ocupar
un lugar preponderante luego de años de censura y
persecución. De esta manera, se
produjo una explosión de bandas y solistas que, a través de
sus letras, criticaron los
años de violencia y advertían sobre los problemas sociales
de la época. García y
Spinetta continuaron a la cabeza del rock, generando
composiciones únicas, que
mezclan géneros y estilos. El grupo platense Patricio Rey y
sus Redonditos de Ricota
–liderado por Carlos “Indio” Solari y Skay Beillinson– salió
a la superficie con su rock
más visceral y letras de alto lirismo y crítica social, pero
también reconocido por no
aparecer en los medios masivos de comunicación (hecho poco
frecuente a nivel
mundial) y editando sus propios discos. La música más
“moderna” o bailable encontró
en Virus, Los Abuelos de la Nada –formado por Miguel Abuelo
y el joven Andrés
Calamaro– y Los Twist una estimulante base. Otros grupos,
como Los Fabulosos
Cadillacs o Los Pericos, incursionaron en ritmos como el
ska, el reggae y el dub. Los
Violadores tomaron al punk. Y Riff, fundado por el genial
guitarrista Pappo, se hizo
cargo del rock más duro.
Esta década también vio nacer a dos grupos que harían
historia: Soda Stereo y Sumo.
El primero, un trío conformado por Gustavo Ceratti, Zeta
Bosio y Charly Alberti,
introdujo sonidos nuevos y una cuidada estética, que lo
convirtieron en líder indiscutido
de América Latina. Sumo, creado por el
ítalo-inglés-argentino Luca Prodán, profundizó
en sonoridades hasta ese momento desconocidas en Argentina,
haciendo lo que
muchos llaman el “mejor reggae” local. Con su separación, se
formaron dos bandas
que, hasta hoy, son guías indiscutidas: Divididos y Las
Pelotas.
Durante estos años también apareció en escena un grupo de
músicos de la ciudad de
Rosario que renovaría la escena: Juan Carlos Baglietto,
Silvina Garré y Fito Paéz.
La época de masividad e industrialización puede situarse, en
líneas generales, a partir
de la década del ’90, cuando los mega recitales se
institucionalizaron como eventos
consagratorios para los músicos. A la popularidad de García,
Páez, Spinetta, Calamaro,
Los Redondos de Ricota y Soda Stereo, se sumaron bandas
como: Los Piojos y Bersuit
Vergarabat, centradas en la mixtura de sonidos rioplatenses
y latinos; La Renga, con
un rock más crudo y un inmenso poder de convocatoria; Viejas
Locas, representante
del llamado rock barrial; y Babasónicos, con su música más
alternativa.
Clásica
Argentina estuvo fuertemente influenciada por la cultura
europea. La recepción de la
música erudita y sus instrumentos comenzó desde muy
temprano, pero fue a partir del
siglo XVIII que su difusión proporcionó una raigambre que
permanece hasta hoy.
El período de emancipación, que va desde 1810 a 1816, tuvo
entre sus figuras al
español Blas Parera, compositor de la música del Himno
Nacional. Otros creadores,
como Juan Esnaola o Juan Bautista Alberdi, fueron los
primeros nacidos en tierra
argentina. El período que va desde 1850 hasta comienzos del
siglo XX estuvo signado
por la experimentación con estilos folclóricos. El nombre
más destacado es el de Carlos
López Buchardo, quien en 1924 fundó el Conservatorio
Nacional de Música y Arte
Escénico que hoy lleva su nombre. Ya entre el 40 y el 50, la
composición local recayó
en los primeros egresados del Conservatorio. De ese período
sobresalieron Alberto
Ginastera y Carlos Guastavino. Y de la década del 60 se
destacan Alicia Terzian,
Gerardo Gandini y Waldo de los Ríos, músico ecléctico
recordado por haber
popularizado piezas clásicas a través de su modernización.
En la actualidad, el acervo de músicos clásicos argentinos
disfruta de reconocimiento
mundial gracias al talento de Daniel Barenboim, Martha
Argerich, Bruno Gelber y
Hay géneros que si bien no son preponderantes, han adquirido
un desarrollo notorio a
través de los años y merecen ser mencionados. El jazz, la
cumbia y la música
electrónica son algunos de los que, con tesón, se han
instalado en la cultura local y han
adquirido proyección internacional.
Artistas locales como Oscar Alemán, Mono Villegas, Gato
Barbieri, Roberto Fats
Fernández, Hugo Pierre y Jorge Navarro, Gustavo Bergalli,
entre muchos otros, le
dieron un lugar importante al jazz, especialmente en Buenos
Aires. Y originaron nuevas
González, Analía
Grupo nº 3
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