Teatro
El teatro (del griego θέατρον theatrón 'lugar para contemplar') es la rama del arte escénico relacionada con
la actuación, que representa historias frente a una audiencia usando una combinación de discurso, gestos,
escenografía, música, sonido y espectáculo. Es también el género literario que comprende las obras
concebidas para un escenario, ante un público.El Día del Teatro se celebra el 27 de marzo.
la actuación, que representa historias frente a una audiencia usando una combinación de discurso, gestos,
escenografía, música, sonido y espectáculo. Es también el género literario que comprende las obras
concebidas para un escenario, ante un público.El Día del Teatro se celebra el 27 de marzo.
En adición a la narrativa común, el estilo de diálogo, el teatro también toma otras formas como la ópera, el ballet,
la ópera china y la pantomima.
la ópera china y la pantomima.
Teatro en Argentina
El teatro argentino acusó una gran dependencia del teatro europeo (español, italiano y francés) hasta finales del
siglo XIX. Entre los teatros más sobresalientes construidos antes del 1900 están el Colón, los de la Opera y
Variedades, Liceo, Politeama, Nacional, Etc. Los teatros se hallan en manos de elencos extranjeros,
particularmente españoles e italianos pero también franceses, ingleses y de otras lenguas. En unos se ofrece el
gran repertorio universal, clásico y moderno, animado por los artísticos dramáticos y lírico de mayor fama
mundial. En otros se compone las carteleras con zarzuelas, bodeviles y piezas de diversión de variado origen y,
ya hacia fines del siglo, abunda en ellos el llamado "genero chico" hispano. El gran teatro es mantenido por una
elite para su particular necesidad cultural, regusto artístico o simple figuración social. En la escala menor también
es frecuentado por dicha elite, en tren de "francachela" o entretenimiento, pero la programación se dirige y atrae
a un publico más popular en todo sentido.
Por varias décadas se carece no solo de un teatro de obras nacionales, sino también un elenco integrados por
artistas criollos que pueda interpretar, sin falseamientos de ninguna índole, a los autores locales.
En 1886, el "Circo de los hermanos Carlo" encargó a Eduardo Gutiérrez la adaptación de su novela Juan Moreira
(1879) para ser presentada como espectáculo ecuestre-gauchesco-circense. El papel principal estuvo a cargo del
actor José Podestá quien más tarde perfeccionó la adaptación de Gutiérrez que consistió en un mimodrama,
convirtiendo Juan Moreira en el drama con el cual se inicia el teatro argentino con temas de espíritu nacional apoyado
s en la figura del gaucho, que conforma todo un ciclo en la literatura no sólo argentina, sino también uruguaya. Las
obras del Ciclo gauchesco sitúan su acción en la Pampa y tratan acerca de los abusos e injusticias sufridos por los
gauchos, la defensa de valores sociales y los conflictos con las autoridades debidos a la desigualdad social.
El realismo se estableció con Florencio Sánchez (1875-1910), que aunque nacido en Uruguay ganó su prestigio
internacional en Argentina con obras como Barranca abajo (1905). Samuel Eichelbaum (1894-1967) es uno de los
autores de más fuerte personalidad en el teatro argentino de principios del siglo XX. Llevó la crudeza del naturalismo
al teatro con una fuerza dramática excepcional como puede apreciarse en La mala sed (1920), Un guapo del 900
(1940) y Dos brasas (1955).
En contraposición con el realismo se sitúa el teatro de Conrado Nalé Roxlo (1898-1971) con comedias como La cola
de la sirena (1941) o El pacto de Cristina (1945), dramas de vuelo poético y más cercanos al simbolismo.
Durante la década de 1930 se formó el Teatro del pueblo, grupo teatral que mostró gran interés por la experimentación
y la búsqueda de nuevas técnicas escénicas que dejaron a un lado el teatro de autor para centrarse en la figura del
director. Esto tuvo como consecuencia la formación de un nuevo público, más intelectual y menos popular, interesado
por la renovación vanguardista.
Surgieron entonces una serie de dramaturgos importantes como Roberto Arlt con La isla desierta (1937), obra inquietante
acerca de la burocracia atrapada entre sus deseos y ansiedades y el mundo cotidiano e inmóvil en que se desarrolla
su actividad. Otros dramaturgos importantes son Carlos Gorostiza El puente (1949), Agustín Cuzzani; Andrés Lizárraga.
El grupo Fray Mocho cuyo nombre completo es Centro de estudios y Representaciones de Arte Dramático Teatro
Popular Independiente Fray Mocho realiza un aporte de mucha significación - tanto teórico como práctico--, al movimiento
de escenarios libres. El aglutinante y conductor es Oscar Ferrigno, pero en la fundación se encuentra rodeado de Esther
Becher, Estela Obarrio, Agustín Cuzzani, Mírko Alvarez, Elena Berni, Raquel Kronental y Salvador Santángelo.
Oscar Ferrigno egresado del Conservatorio Nacional de Arte Escénico se incorpora a La Máscara y luego viaja a Europa,
en donde entra en contacto directo con los núcleos de la vanguardia teatral francesa. Por eso es que al regresar a Buenos
Aires en 1960 se preocupa por organizar, en La Máscara, cursos internos de capacitación para los intérpretes. Sus proyectos
escapan a los esquemas de una agrupación ya constituida desde hace años y, ante las dificultades que encuentra para
desarrollar las tareas de su interés, deja el conjunto y funda Fray Mocho. Lo hace con todas las exigencias que considera
imprescindibles. Así es como, antes de presentarse el elenco, los integrantes siguen un año de estudios y de ensayos
internos. Posteriormente ofrecen funciones en distintos lugares y, en particular, en el caserón que ocupan y convierten en
sede central, Posadas 1059. Luego alquilan un amplio galpón en Cangallo 1522 y lo transforman en una acogedora sala teatral.
La presentación ya orgánica del grupo que dirige Ferrigno logra aquí una gran resonancia popular. Además de un repertorio universal
bien seleccionado, principalmente moderno y que permite la experimentación de nuevas propuestas escénicas, existe un
gran interés por el autor argentino o rioplatense. Se alternan los programas con espectáculos como La gota de miel de León
Chancerel y El descubrimiento del Nuevo Mundo de Lope de Vega, según la versión libre de Morvan Lebesque, con piezas de
nuestro repertorio nacional como Moneda falsa de Florencio Sánchez y Los disfrazados de Carlos Mauricio Pacheco, dando
una importancia especial y el aliento necesario a los autores nuevos, como el caso de Osváldo Dragún, que prácticamente
se forma bajo las incitaciones y posibilidades que le brinda Fray Mocho. Dragún presenta aquí, entre otras obras, La peste
viene de Melos, sus tan famosas Historias para ser contadas, Historia de mi esquina, Túpac Amaru; Bernardo Canal Feijoo
llega al escenario del Fray Mocho con la picaresca de Los casos de Juan, y Andrés Lizarraga estrena El carro Eternidad y
Santa Juana de América. Son estos algunos de los títulos que componen la cuarentena de obras del repertorio, la mitad de
las cuales pertenecen a autores nacionales, ocho de ellos actuales y jóvenes (como Agustín Malfatti con El príncipe de los
pájaros, Roberto Galve con La Giorgia, Blas Raúl Gallo con La vida que nos dejan).
Entre los artistas que participan, y además de los registrados, se hace necesario destacar las actuaciones de Norma Aleandro,
Idelma Nudel, Adriana Aizenberg, Néstor Raimondi, Moisés Fárberman, Alberto Panelo, Roberto Espina, Carlos Pugliese,
Rodolfo Brindisi, Walter Soubrié, José Luis Di Zeo, Pablo Herrera, Leonardo Goloboff, etcétera.
Por su preparación y organización, Fray Mocho es el primer elenco independiente que puede llevar a cabo repetidas y largas
giras nacionales (14) e internacionales (7). Otros conjuntos libres han hecho representaciones en el interior y aun en el exterior del
país, pero nunca con tal continuidad y envergadura semejante. En el aspecto teórico y para llegarse a la conformación adecuada,
a la que Oscar Ferrigno, como director muy alerta, asigna una importancia sustantiva, Fray Mocho organiza clases y cursillos
sobre materias de capacitación general y rubros especializados, y edita Cuadernos de Arte Dramático (10) y Suplementos de
Estudio (31), dedicados por entero, unos y otros, a la documentación y desarrollo de temas específicos a cargo de maestros y
experimentadores como Stanislavski, George Pitoeff, Jaques Dalcroze, Copeau, Brecht, André Barsaq, Joan Doat, Dullin, Antonio
Cunill Cabanellas, Pedro Enríquez Ureña, Gastón Breyer, Vicente Fatone, etc. Creemos oportunas estas referencias para que se
aprecien mejor las tareas cumplidas por este grupo , ejemplar tanto por lo logrado como por sus proyecciones que, tras de una
década de labor intensa, es desalojado en 1961 de su local de la calle Cangallo. Si bien Fray Mocho prosigue por un tiempo sus
tareas dedicadas a la capacitación y a las presentaciones, sus actividades carecen de la organicidad mantenida hasta entonces
y, finalmente, el núcleo desaparece.
Osvaldo Dragún, muy atento a la problemática socioeconómica utiliza una vigorosa técnica expresionista y recursos brechtianos.
Ingresó en el grupo Fray Mocho, donde en 1956 estrenó su primera obra, La peste viene de Melos (1956), sobre la
invasión a Guatemala. Le siguieron Historias para ser contadas, Tupac Amaru, Los de la mesa 10, Historia de mi esquina(1959),
entre los más de 30 títulos que escribió.
En el 62 ganó el premio Casa de las Américas por Milagro en el mercado viejo y en el 66 volvió a obtener la misma distinción
por Heroica de Buenos Aires. Fue uno de los más enérgicos impulsores -si no el más- de Teatro Abierto, en cuyo marco estrenó
Mi obelisco y yo, en el 81; Al vencedor, en el 82; y Hoy se comen al flaco, en el 83. A partir 1989, en Machurrucutu
( La Habana) funda con otros teatristas la Escuela
Internacional de teatro de America Latina y el Caribe. En 1995 la EITALC fue reconocida como Cátedra UNESCO del teatro
latinoamericano .
La idea de su creación nació durante el III Congreso de Teatristas que tuvo lugar en La Habana en abril de 1987, dada la
ausencia de un espacio
pedagógico que atendiera a las necesidades de formación e intercambio de los creadores teatrales del continente. Osvaldo
Dragún fue su director hasta su muerte en 1999.
Griselda Gambaro y Eduardo Pavlosky representan la renovación vanguardista surgida a partir de los años 1960, década
en la cual se alcanzó una gran libertad de expresión respecto a los problemas sociopolíticos. Ricardo Monti es otro
de los autores tardíos destacados de este movimiento con obras como Los siameses (1967), El campo (1968),
Una noche con el señor Magnus e hijos (1970) eHistoria tendenciosa de la clase media argentina (1971).
El régimen militar y su censura dieron paso a obras grotescas y simbólicas alusivas a la situación social; a este
ciclo pertenecen La nona (1977)
de Roberto Cosa y Telarañas (1977) de Pavlosky. Otros esfuerzos de protesta contra el régimen fueron los realizados
por el Teatro abierto
fundado en 1981 dedicado a representar obras de autores reconocidos y de jóvenes valores, entre los que destaca
Eugenio Griffero con El príncipe azul (1982), que trata sobre los roles sociales rígidos que llevan a la traición
de los más auténticos y vivos sentimientos.
Con el restablecimiento de la democracia, la fórmula teatral imperante perdió su sentido y la escena volvió a ser
ocupada por los autores ya consagrados como Gambaro, La mala sangre (1982); Pavlosky con Potestad
(1985), y Cossa con Los compadritos. A partir de 1983 han surgido nuevos nombres como Juan Carlos
Badillo, Daniel Dátola, Nelly Fernández Tiscornia, Emeterio Cerro y Carlos Viturelo.
La historia del teatro y la Argentina nace desde la época colonial, pero el auge e importancia que tiene hoy en día se debe a la creación de los teatros a fines del siglo XIX, pioneros de los teatros más importantes del país, Colón,Cervantes y el nuevo Coliseo, que ofrecen al público el más variado y altísimo nivel teatral en sus obras.
Los teatros en la Argentina fueron siempre un lugar importante de entretenimiento y de cultura. Si bien el centro teatral más importante del país es la ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Rosario y Mar del Plata son ciudades con un gran público teatral.
En Buenos Aires, el más importante y con casi cien años de historia es el Teatro Colón. Ubicado en el centro porteño, tiene una arquitectura propia de principios de siglo XX aunque se puede distinguir estilos del renacimiento italiano. En el edificio funciona el Instituto Superior de Arte, donde se dictan las carreras de Danza clásica, Canto lírico, Régie, Dirección musical de ópera y Caracterización teatral.
El Gran Teatro de Córdoba es uno de los más antiguos del país. Fue inaugurado el 13 de abril de 1873 y es una de las obras más importantes del arquitecto Amadeo Rodríguez. El teatro funcionó hasta 1970 que estuvo a punto de ser demolido, pero en 1982 la municipalidad de la ciudad se hizo cargo de edificio y lo declaró inmueble de interés histórico-artístico. Después de cuatro años de remodelación, el teatro reabrió sus puertas al público.
En Rosario, el Teatro Broadway es el más grande de la ciudad y donde actuaron los principales personajes de la historia del teatro argentino. Fue inaugurado en 1926 con un recital de Carlos Gardel y años más tarde, Libertad Lamarque deslumbró a más de mil rosarinos. Durante muchos años se utilizó como cine y debió cerrar sus puertas en 1999. Con una gran reapertura, tres años más tarde, un unipersonal de China Zorrilla marcó el inicio de una nueva etapa para el Broadway.
Todos los veranos, Mar del Plata es el centro teatral más destacado del país. Cada teatro alberga a los principales actores argentinos que se mudan durante tres meses a la ciudad. Casi todas las noches hay un espectáculo diferente para ver y con entradas agotadas. Con un público exigente y variado, tanto como para directores y actores triunfar en la feliz es sinónimo de calidad y admiración.
La literatura argentina acompañó el crecimiento del teatro nacional a nivel mundial, donde actores, directores y autores brillan por los escenarios de toda Europa. Hoy en día Eduardo Pavlovsky, Javier Daulte y Rubén Szuchmacherson abanderados orgullosos del teatro argentino en todo el mundo.
El Teatro Hoy
En cuanto a la dramaturgia, puede decirse que se ha consolidado la producción, a partir de la obra de figuras como Ricardo Monti (Maratón), Mauricio Kartun (Chau Misterix), Eduardo Rovner (Sócrates, el Encantador de Almas), Jorge Goldenberg (Cartas a Moreno), Bernardo Carey (Bar Grill), Roberto Perinelli (Landrú, Asesino de Mujeres), Víctor Winer (Postal de Vuelo), Alejandro Tantanian (Juegos de Damas Crueles) y José Luis Arce (La Conspiración Amarga). Han surgido nuevos talentos como Daniel Veronese (La Noche devora a sus Hijos), Enrique Morales (Huellas), y Javier Daulte (Marta Stutz).
Las mujeres, por su parte, comienzan a ser justamente reconocidas por su quehacer. Al nombre siempre vigente e innovador de Griselda Gambaro, pueden sumarse los de Alicia Muñoz (Un León bajo el Agua), Susana Gutiérrez Posse (Brilla por Ausencia), Adriana Cursi (¿Quién espera a Papá Noel?), Cristina Escofet (Señoritas en Concierto), Patricia Zangaro (Las Razones del Bosque), Amancay Espíndola (Mujeres de Colores), Andrea Garrote (La Ropa), Cecilia Propato (Pieza Veintisiete) y Mariana Trajtenberg (Mar de Margaritas).
Rodriguez Morales Bárbara
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