La música (del griego: μουσική [τέχνη] - mousikē [téchnē], "el arte de las musas") es, según la definición tradicional del término, el arte de organizar
sensible y lógicamente una combinación coherente de sonidos y silencios utilizando los principios
fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo, mediante la intervención de complejos procesos
psico-anímicos. El concepto de música ha ido evolucionando desde su origen en
la antigua Grecia, en que se reunía sin distinción a la poesía, la música y la
danza como arte unitario. Desde hace varias décadas se ha vuelto más compleja
la definición de qué es y qué no es la música, ya que destacados compositores,
en el marco de diversas experiencias artísticas fronterizas, han realizado
obras que, si bien podrían considerarse musicales, expanden los límites de la
definición de este arte.
La música, como toda manifestación artística, es
un producto cultural. El fin de este
arte es suscitar una experiencia estética en el oyente, y expresar
sentimientos, circunstancias, pensamientos o ideas. La música es un estímulo que afecta el campo
perceptivo del individuo; así, el flujo sonoro puede cumplir con variadas
funciones (entretenimiento, comunicación, ambientación, etc.).
Definición de la música
Las definiciones parten desde el
seno de las culturas, y así, el sentido de las expresiones musicales se ve
afectado por cuestiones psicológicas, sociales, culturales e históricas. De
esta forma, surgen múltiples y diversas definiciones que pueden ser válidas en
el momento de expresar qué se entiende por música. Ninguna, sin embargo, puede
ser considerada como perfecta o absoluta.
Una definición bastante amplia
determina que música es sonoridad organizada (según una formulación perceptible, coherente y significativa).
Esta definición parte de que —en aquello a lo que consensualmente se puede
denominar "música"— se pueden percibir ciertos patrones del
"flujo sonoro" en función de cómo las propiedades del sonido son
aprendidas y procesadas por los humanos (hay incluso quienes consideran que
también por los animales).
Hoy en día es frecuente trabajar
con un concepto de música basado en tres atributos esenciales: que utiliza sonidos, que es un producto humano(y en este sentido, artificial) y que predomina la
función estética. Si tomáramos en cuenta solo los dos primeros
elementos de la definición, nada diferenciaría a la música del lenguaje. En
cuanto a la función "estética", se trata de un punto bastante
discutible; así, por ejemplo, un "jingle" publicitario no deja de ser
música por cumplir una función no estética (tratar de vender una mercancía).
Por otra parte, hablar de una función "estética" presupone una idea
de la música (y del arte en general) que funciona en forma autónoma, ajena al
funcionamiento de la sociedad, tal como la vemos en la teoría del arte del filósofo Immanuel
Kant.
Jean-Jacques Rousseau,
autor de las voces musicales en L'Encyclopédie de Diderot, después
recogidas en su Dictionnaire de la
Musique,1 la definió como
"Arte de combinar los sonidos de una manera agradable al oído".2
Según el compositor Claude Debussy, la
música es "un total de fuerzas dispersas expresadas en un proceso
sonoro que incluye: el instrumento, el instrumentista, el creador y su obra, un
medio propagador y un sistema receptor".
La definición más habitual en los
manuales de música se parece bastante a esta: "la música es el arte del
bien combinar los sonidos en el tiempo". Esta definición no se detiene
a explicar lo que es el arte, y presupone que hay combinaciones "bien
hechas" y otras que no lo son, lo que es por lo menos discutible.
Algunos eruditos han definido y
estudiado a la música como un conjunto de tonos ordenados de manera horizontal
(melodía) y vertical (armonía). Este orden o estructura que debe tener un grupo
de sonidos para ser llamados música está, por ejemplo, presente en las
aseveraciones del filósofo Alemán Goethe cuando la comparaba con la
arquitectura, definiendo metafóricamente a la arquitectura como "música
congelada". La mayoría de los estudiosos coincide en el aspecto de la
estructura, es decir, en el hecho de que la música implica una organización;
pero algunos teóricos modernos difieren en que el resultado deba ser placentero
o agradable.
Parámetros del sonido
El sonido es la sensación percibida por el oído al
recibir las variaciones de presión generadas por el movimiento vibratorio de
los cuerpos sonoros. Se transmite por el medio que los envuelve, que
generalmente es el aire de la atmósfera. La ausencia perceptible de sonido es el silencio,
aunque es una sensación relativa, ya que el silencio absoluto no se da en la naturaleza.
El sonido tiene cuatro parámetros
fundamentales:
§ La altura es el resultado de la frecuencia que produce un cuerpo
sonoro; es decir, de la cantidad de ciclos de las vibraciones por segundo o dehercios (Hz) que se emiten. De acuerdo con esto se pueden
definir los sonidos como "graves" y "agudos". Cuanto mayor
sea la frecuencia, más agudo (o alto) será el sonido. La longitud de onda es la distancia medida en la dirección de
propagación de la onda, entre dos puntos cuyo estado de movimiento es idéntico;
es decir, que alcanzan sus máximos y mínimos en el mismo instante.
§ La duración corresponde al tiempo que duran las vibraciones que
producen un sonido. La duración del sonido está relacionada con el ritmo. La duración viene representada en la onda por los
segundos que ésta contenga.
§ La intensidad es la fuerza con la que se produce un sonido;
depende de la energía. La intensidad viene representada en una onda por la
amplitud.
§ El timbre es la cualidad que permite distinguir los
diferentes instrumentos o voces a pesar de que estén produciendo sonidos con la
misma altura, duración e intensidad. Los sonidos que escuchamos son complejos;
es decir, son el resultado de un conjunto de sonidos simultáneos (tonos,
sobretonos y armónicos), pero que nosotros percibimos como uno (sonido
fundamental). El timbre depende de la cantidad de armónicos o la forma de la
onda que tenga un sonido y de la intensidad de cada uno de ellos, a lo cual se
lo denomina espectro. El timbre se representa en una onda por el dibujo. Un
sonido puro, como la frecuencia fundamental o cada sobretono, se representa con
una onda sinusoidal, mientras que un sonido complejo es la suma de ondas
senoidales puras. El espectro es una sucesión de barras verticales repartidas a
lo largo de un eje de frecuencia y que representan a cada una de las senoides
correspondientes a cada sobretono, y su altura indica la cantidad que aporta
cada una al sonido resultante.
Elementos de la
música
La organización coherente de los
sonidos y los silencios (según una forma de percepción) nos da los parámetros
fundamentales de la música, que son la melodía, la armonía y el ritmo. La
manera en la que se definen y aplican estos principios, varían de una cultura a
otra (también hay variaciones temporales).
§ La melodía es un conjunto de sonidos —concebidos dentro de un
ámbito sonoro particular— que suenan sucesivamente uno después de otro
(concepción horizontal), y que se percibe con identidad y sentido propio.
También los silencios forman parte de la estructura de la melodía, poniendo
pausas al "discurso melódico". El resultado es como una frase bien
construida semántica y gramaticalmente. Es discutible —en este sentido— si una
secuencia dodecafónica podría ser considerada una melodía o no. Cuando hay dos
o más melodías simultáneas se denominacontrapunto.
§ La armonía,
bajo una concepción vertical de la sonoridad, y cuya unidad básica es el acorde, regula la concordancia entre sonidos que suenan
simultáneamente y su enlace con sonidos vecinos.
§ La métrica, se
refiere a la pauta de repetición a intervalos regulares, y en ciertas ocasiones
irregulares, de sonidos fuertes o débiles y silencios en una composición.
§ El ritmo, es el resultado final de los elementos
anteriores, a veces con variaciones muy notorias, pero en una muy general
apreciación se trata de la capacidad de generar contraste en la música, esto es
provocado por las diferentes dinámicas, timbres, texturas y sonidos.
Cultura y música
Violinista en la catedral de Dublín.
Buena parte de las culturas
humanas tienen manifestaciones musicales. Algunas especies animales también son
capaces de producir sonidos en forma organizada; lo que define a la música de
los hombres, pues, no es tanto el ser una combinación "correcta" (o
"armoniosa" o "bella") de sonidos en el tiempo como el ser
una práctica de los seres humanos dentro de un grupo social determinado.
Independientemente de lo que las
diversas prácticas musicales de diversos pueblos y culturas tengan en común, es
importante no perder de vista la diversidad en cuanto a los instrumentos
utilizados para producir música, en cuanto a las formas de emitir la voz, en
cuanto a las formas de tratar el ritmo y la melodía, y -sobre todo- en cuanto a
la función que desempeña la música en las diferentes sociedades: no es lo mismo
la música que se escucha en una celebración religiosa, que la música que se
escucha en un anuncio publicitario, ni la que se baila en una discoteca.
Tomando en consideración las funciones que una música determinada desempeña en
un contexto social determinado podemos ser más precisos a la hora de definir
las características comunes de la música, y más respetuosos a la hora de
acercarnos a las músicas que no son las de nuestra sociedad.
La mayoría de las definiciones de
música sólo toman en cuenta algunas músicas producidas durante determinado
lapso en Occidente, creyendo que sus características son
"universales", es decir, comunes a todos los seres humanos de todas
las culturas y de todos los tiempos. Muchos piensan que la música es un
lenguaje "universal", puesto que varios de sus elementos, como la
melodía, el ritmo, y especialmente la armonía (relación entre las
frecuencias de las diversas notas de un acorde) son plausibles de explicaciones
más o menos matemáticas, y que los humanos en mayor o menor medida, estamos
naturalmente capacitados para percibir como bello. Quienes creen esto ignoran o
soslayan la complejidad de los fenómenos culturales humanos. Así, por ejemplo,
se ha creído que la armonía es un hecho musical
universal cuando en realidad es exclusivo de la música de Occidente de los
últimos siglos; o, peor aún, se ha creído que la armonía es privativa de la
cultura occidental porque representa un estadio más "avanzado" o
"superior" de la "evolución" de la música.
Otro de los fenómenos más
singulares de las sociedades occidentales (u occidentalizadas) es la compleja
división del trabajo de la que es objeto la práctica musical. Así, por ejemplo,
muchas veces es uno quien compone la música, otro quien la ejecuta, y otro
tercero quien cobra las regalías. La idea de que quien crea la música es otra
persona distinta de quien la ejecuta, así como la idea de que quien escucha la
música no está presente en el mismo espacio físico en donde se produce es
solamente posible en la sociedad occidental de hace algunos siglos; lo más
común (es decir, lo más "universal") es que creador e intérprete sean
la misma persona.
La notación musical
occidental
Desde la antigua Grecia (en lo que
respecta a música occidental) existen formas de notación musical. Sin embargo,
es a partir de la música de la edad media (principalmente canto gregoriano)
que se comienza a emplear el sistema de notación musical que evolucionaría al
actual. En el Renacimiento cristalizó con los
rasgos más o menos definitivos con que lo conocemos hoy, aunque -como todo
lenguaje- ha ido variando según las necesidades expresivas de los usuarios.
El sistema se basa en dos ejes:
uno horizontal, que representa gráficamente el transcurrir del tiempo, y otro
vertical que representa gráficamente la altura del sonido. Las alturas se leen
en relación a un pentagrama (un conjunto de cinco líneas horizontales) que al
comienzo tiene una "clave" que tiene la función de atribuir a una de
las líneas del pentagrama una determinada nota musical. En un pentagrama
encabezado por la clave de Sol en segunda línea nosotros leeremos como sol el
sonido que se escribe en la segunda línea (contando desde abajo), como la el
sonido que se escribe en el espacio entre la segunda y la tercera líneas, como
si el sonido en la tercera línea, etc. Para los sonidos que quedan fuera de la
clave se escriben líneas adicionales. Las claves más usadas son las de Do en
tercera línea (clave que toma como referencia al Do de 261,63 Hz, el Do central
del piano), la de Sol en segunda (que se refiere al Sol que está una quinta por
encima del Do central), y la de Fa en cuarta (referida al Fa que está una
quinta por debajo del Do central).
El discurso musical está dividido
en unidades iguales de tiempo llamadas compases: cada línea vertical que
atraviesa el pentagrama marca el final de un compás y el comienzo del
siguiente. Al comienzo del pentagrama habrá una fracción con dos números; el
número de arriba indica la cantidad de tiempos que tiene cada compás; el número
de abajo nos indica cuál será la unidad de tiempo.
Para escribir las duraciones se
utiliza un sistema de figuras: la redonda (representada como un círculo
blanco), la blanca (un círculo blanco con un palito vertical llamado plica), la
negra (igual que la blanca pero con un círculo negro), la corchea (igual que la
negra pero con un palito horizontal que comienza en la punta de la plica), la
semicorchea (igual que la corchea pero con dos palitos horizontales), etc..
Cada una vale la mitad de su antecesora: la blanca vale la mitad que una
redonda y el doble que una negra, etc..
Las figuras son duraciones
relativas; para saber qué figura es la unidad de tiempo en determinada
partitura, debemos fijarnos en el número inferior de la indicación del compás:
si es 1, cada redonda corresponderá a un tiempo; si es 2, cada blanca
corresponderá a un tiempo; si es 4, cada tiempo será representado por una negra,
etc.. Así, una partitura encabezada por un 3/4 estará dividida en compases en
los que entren tres negras (o seis corcheas, o una negra y cuatro corcheas,
etc.); un compás de 4/8 tendrá cuatro tiempos, cada uno de ellos representados
por una corchea, etc..
Para representar los silencios, el
sistema posee otros signos que representan un silencio de redonda, de blanca,
etc..
Como se ve, las duraciones están
establecidas según una relación binaria (doble o mitad), lo que no prevé la
subdivisión por tres, que será indicada con "tresillos". Cuando se
desea que a una nota o silencio se le agregue la mitad de su duración, se le
coloca un punto a la derecha (puntillo). Cuando se desea que la nota dure,
además de su valor, otro determinado valor, se escriben dos notas y se las une
por medio de una línea arqueada llamada ligadura de prolongación.
En general, las incapacidades del
sistema son subsanadas apelando a palabras escritas más o menos convencionales,
generalmente en italiano. Así, por ejemplo, las intensidades se indican
mediante el uso de una f (forte, fuerte) o una p (piano,
suave), o varias efes y pes juntas. La velocidad de los pulsos se indica con
palabras al comienzo de la partitura que son, en orden de velocidad:largo, lento, adagio, moderato, andante, allegro, presto.
alumno segovia daniel edgardo grupo
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